Jordi Savall brilla con la ‘Missa Salisburgensis’

Jordi Savall brilla con la ‘Missa Salisburgensis’

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La grandiosidad de la música religiosa expresada con la Missa Salisburgensis, máximo exponente del esplendor barroco de Salzburgo, encontró en Jordi Savall y sus formaciones la cumbre interpretativa.

La obra de Biber, escrita en 1682 para conmemorar el 1100 aniversario del arzobispado de la ciudad unida a Plaudite tympana, himno festivo para festejar tal celebración, centraron esta bella rareza programática que fue expuesta en el Auditori con el rigor característico de las propuestas del músico.

La cita cumplió con las expectativas.

Y es que el director y violagambista, que recientemente rechazó el Premio Nacional de Música como protesta por una política que da la espalda al legado musical del país, se ha ido ganando la complicidad de un público que valora su incansable trabajo interpretativo y de rescate.

ARSENAL SONORO

Para dar respuesta a las exigencias de una obra magna puso en juego todo su arsenal sonoro con los solistas vocales de La Capella Reial de Catalunya y los instrumentistas de Hespèrion XXI y Le Concerts des Nations.

La capacidad de transmitir emociones, como sucedió en el Gloria ofrecido también como bis, colmaron la sensibilidad de la sala.

Fue impactante el inicio con una fanfarria con todo el poderío del metal y estupendo el brillo coral en el motete Plaudite tympana.

La recreación de Battaglia, pieza épica del periodo, con pasajes cargados de disonancias, y la Sonata Sancti Polycarpi, completaron un programa que sería difícil de disfrutar sin el empeño del genial maestro de Igualada.

Heinrich Ignaz Franz von Biber

Fue un compositor y violinista austro-bohemio.

Biber nació en Wartenberg (actualmente Stráž pod Ralskem, República Checa), dentro del Sacro Imperio Romano Germánico.

Primero fue violinista en el castillo de Kroměříž y en la corte de Salzburgo.

En 1684 fue nombrado maestro de capilla en Salzburgo, donde murió veinte años después.

Su prolíficas obras muestran predilección por el canon y por un diapasón armónico que lo hacen anterior a las obras barrocas posteriores de Johann Pachelbel y Johann Sebastian Bach.

Se le conocía como virtuoso del violín y su fama actual se debe sobre todo a sus obras para este instrumento, muchas de las cuales emplean scordatura (diferente afinación de las cuerdas).

La música de Biber ha experimentado un redescubrimiento, debido en parte a sus Rosenkranzsonaten («Sonatas del Rosario») para violín y bajo continuo.

Esta notable serie comprende 15 sonatas, una por cada misterio del Rosario, lo que justifica que en inglés sean llamadas Mystery Sonatas.

También se las conoce como Sonatas de los Grabados de Cobre, por los grabados que encabezan cada una de ellas.

Cada sonata emplea una afinación distinta del violín.

Este uso de la scordatura hace que el violín vaya del placer de los cinco misterios gozosos (la Anunciación, etc.) al trauma de los cinco misterios dolorosos (la Crucifixión, etc.), pasando por lo etéreo de los cinco misterios gloriosos (la Resurrección, etc.).

También es simbólica la reconfiguración del violín: por ejemplo, las dos cuerdas centrales del violín están intercambiadas en la sonata de la Resurrección.

Biber escribió abundante música de cámara, música coral, conciertos, óperas y un número de piezas más populares, como la serenata Der Nachtwächterruf (el grito del sereno) y la Harmonia Artificiosa-Ariosa.

Se le atribuye últimamente la Missa Salisburgensis («Misa de Salzburgo»), una apabullante versión musical de la misa para 53 voces independientes.

Sin estar del todo claro si es suya, se trata de la obra con más líneas contrapuntísticas que cualquiera otra anterior al siglo XX.

Fuentes consultadas Elperiodico.com (Artículo escrito por CÉSAR LÓPEZ ROSELL) | Wikipedia

3 Comentarios sobre “Jordi Savall brilla con la ‘Missa Salisburgensis’”

  1. Paco Vara dice:

    Una de mis misas favoritas.

  2. Tambien con Paul Creesh y Reinhard Göbbel de Musica Antiqua Kõln.

  3. Manuel Simón Costa dice:

    Tengo que decir que yo asisti personalmente a la audición en el Auditori de su versión de la misa Salisburgensis y no sali convencido, no percibi las mismas sensaciones que al escuchar las versiones de las formaciones sinfónicas alemanas y austriacas, con las que me siento arrastrado por un crescendo de euforias que me llevan hasta un climax de totalidad, Savall para mi no generó complicidad vinculante, no me hizo estallar las energias emocionales, hasta un status de plenitud, capaz de arrebatar e incendiar los sentimientos que si desencadenan los músicos mas al norte, lo que si percibi es una incondional lealtad a un icono del chauvinismo catalan. Por curiosidad 20 Minutos publicó mi carta el 21 de Enero, mas reducida y menos delirante. Mamuel Simón.
    [email protected]

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