Rappresentazione di anima e di corpo, entre la ópera y el oratorio

Rappresentazione di anima e di corpo, entre la ópera y el oratorio

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Para algunos, el primer oratorio que se compuso en el Barroco.

Para otros, se trata de una ópera piadosa.

Si hay una pieza en la historia de la música que ha levantado controversia en cuanto a su género, es sin duda Rappresentazione di anima e di corpo escrita por Emilio de Cavalieri y representada por primera vez en el año 1600.

Se trata éste de un año clave que da paso al cambio de siglo y que en la música abre simbólicamente el Barroco, un cambio de planteamiento auspiciado por músicos como Giulio Caccini, Pietro Strozzi, Claudio Monteverdi, Vincenzo Galilei y el propio Cavalieri.

De hecho, en octubre de ese mismo año es estrenada Euridice de Jacopo Peri, considerada la primera ópera que ha llegado hasta nosotros (en 1597 había estrenado la que parece ser que fue la primera pieza de este género, Dafne, pero por desgracia no ha sobrevivido hasta nuestra época).

Emilio de Cavalieri, aparte de ejercer como diplomático para los papas Inocencio IX y Clemente VIII, fue un destacado compositor y coreógrafo, además de organista y bailarín.

Está considerado como uno de los precursores de las principales formas musicales que caracterizan el Seicento, como son el la monodia, el estilo recitativo y el bajo continuo, que constituyen la base de la ópera primigenia.

A modo de resumen de su carrera en el sector de la música, hay que destacar que entre 1578 y 1584 Cavalieri estuvo programando eventos musicales para el Oratorio de San Marcello en Roma.

Posteriormente, en 1588, le encontramos en Florencia al servicio del cardenal Fernando I de Medici, trabajando en lo que hoy se entiende como producción de espectáculos y ocupándose de la puesta en marcha de obras de teatro, recitales musicales y la organización de fiestas y festejos diversos.

Fernando, el patrón de Emilio de Cavalieri, abandona la púrpura cuando muere su hermano, Francisco I, con el objeto de convertirse en Gran Duque de Toscana, y desposa en 1589 a Cristina de Lorena. Parece ser que Emilio de Cavalieri compuso un madrigal y un ballet como parte de los fastos de la celebración del enlace.

Cavalieri es uno de los teóricos responsables de la revolución musical del Barroco, dentro del colectivo Camerata Florentina, junto con Peri y Caccini, siendo los tres de los más activos miembros en este sentido.

De hecho, esta triada de nombres es considerada como la base de compositores del Barroco primitivo.

Analizando la obra de estos pioneros, surge la pregunta de quién fue el primero en utilizar la monodia, es decir, el canto a una sola voz, tan distinto de la polifonía renacentista.

Manfred Bukofzer (Music in the Baroque Era,  1947) afirma que el propio Jacopo Peri, autor de la primera ópera conocida,  reconoció en su día que Cavalieri fue el primer compositor de monodia, si bien subraya que ésta era distinta de la que él componía.

Por su parte, Claudio Monteverdi le atribuye ser uno de los responsables del desarrollo de la seconda pratica.

En relación con la obra de Cavalieri que nos ocupa, el debate en torno a Rappresentazione di anima e di corpo, aparte de si es o no el primer ejemplo de monodia barroca, se centra sobre si es una ópera o un oratorio, en este último caso, siendo el primero de la época.

No queda clara su naturaleza y parece cabalgar entre los dos géneros.

El oratorio es una pieza de carácter religioso que consta de recitativos, arias para voces, coros y números instrumentales. En general, se basa en textos de exaltación de la fe y la pasión.

En el caso de Rappresentazione di Anima e di Corpo, el libreto describe un diálogo alegórico entre el alma y el cuerpo, escrito por el padre Agostino Manni -un discípulo de san felipe Neri-, en torno a la renuncia a los placeres materiales y la salvación espiritual.

En la acción intervienen otros personajes como la Prudencia, la Conciencia, el Tiempo, el Intelecto, el Mundo, la Vida Mundana o el Ángel de la Guarda, entre muchos otros, así como un coro que apoya el diálogo de los solistas.

Para Bukofzer, si bien la obra de Cavalieri puede haber precedido a la de Peri en el desarrollo del stile rappresentativo, considera que Anima e Corpo tiene un estilo seco (dry recitative) a diferencia de la ópera florentina.

A su juicio, Cavalieri puede haberse anticipado a Peri, pero es inferior artísticamente (“the music of Cavalieri who may, at best, claim temporal but not artistic priority”).

El musicólogo entiende esta pieza de Cavalieri como un híbrido entre la ópera y el oratorio (“a cross between oratorio and sacred opera”).

Se asocia siempre con el género del oratorio porque de hecho fue representada en un oratorio, el Oratorio de la Vallicella, en 1600.

Para él, comparte rasgos operísticos, como la continuidad de la música.

Por contra, se aparta de ese género por su carácter alegórico.

A su juicio, al ser una pieza creada para los Jesuitas, fue uno de los múltiples intentos de la Contrarreforma para seleccionar elementos de las formas artísticas seculares que pudiesen servir para la promoción de la causa de la fe católica.

La pregunta que formula Bukofzer es, ¿puede el estilo abiertamente secular de la ópera ser aplicado a una pieza sacra? Y la respuesta a esta cuestión nos viene dada por el mismo Cavalieri, a quien le es atribuido el comentario de que el estilo moderno “también puede mover hacia afectos piadosos”.

En la época en que Emilio de Cavalieri estrenó su Rappresentazione había cierta reticencia, por no decir abierta oposición, hacia incluir la “teatralidad” en los temas relacionados con la Iglesia.

No obstante, también hubo quien defendió la efectividad de estas formas artísticas para conmover a los feligreses, como es el caso de Paolo Aringhi, que en su biografía del padre Manni afirma que éste:

 “Se esforzó por tener varios diálogos espirituales interpretados por jóvenes músicos en un estilo recitativo, componiendo él mismo los textos de los mismos, los cuales, siendo emotivos y estando acompañados por la dulzura del canto, impactaban en los oyentes tan profundamente que les movía al llanto.”

 Otro testimonio sobre la eficacia emotiva de la pieza de Cavalieri nos llega de la pluma del poeta Giovan Vittorio Rossi, cuyo amigo Giulio Cesare Bottifango asistió a la histórica representación de 1600 de Rappresentazione di anima e di corpo y le contó sus impresiones:

“Estuvo [Bottifango] el día en que se representó tres veces y no se cansó de ella.

En particular me dijo que, cuando escuchó la sección cantada por Tempo (El Tiempo), se sintió invadido por un gran temor y por grandes temblores.

En el discurso de Corpo (El Cuerpo), interpretado por el mismo niño que  hizo de Tempo, cuando duda sobre qué hacer, mayormente si seguir a Dios o seguir al Mundo, y al final resuelve seguir a Dios, abundantes lágrimas cayeron de sus ojos. [..] En una palabra, concluyó que en ese género no es posible hacer algo más bello y más perfecto…”

Cavalieri ejerció gran influencia en músicos romanos posteriores, como Domenico Mazzocchi, Giacomo Carissimi o Alessandro Scarlatti.

Como curiosidad, apuntar que el sello de grabación de Raquel Andueza y Jesús Fernández Baena y el grupo La Galanía se llama precisamente Anima e Corpo.

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