El gran polifonista olvidado

El gran polifonista olvidado

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La fama de este sacerdote y compositor español, ha languidecido hasta hoy a la sombra de su gran contemporáneo Tomás Luis de Victoria.

Las razones de que así haya sido son muchas y buenas.

A diferencia de Victoria, cuya música disfrutó de una circulación internacional en su época y, en fechas más cercanas, ha estado bien representada desde hace tiempo en ediciones y grabaciones modernas, Vivanco ha sido ignorado totalmente, incluso durante la explosión experimentada en los últimos treinta años por la música antigua, si exceptuamos a unos pocos musicólogos, editores e intérpretes muy dedicados a su trabajo.

Lejos de haber una edición completa de sus obras, no existe siquiera una lista completa fiable de sus composiciones que puedan consultar los curiosos ocasionales (carencia que no ha resuelto ni siquiera la edición del Grove, publicada en 2001), y su biografía, con sus escasos datos, es poco más que una compilación de fechas y referencias documentales reunidas para alguna circunstancia concreta.

En este sentido, Vivanco es a Victoria lo que fue Lasso a Palestrina hace un siglo.

Pero intentaré subsanar algo esto trayéndote una bella música para llene de luz tu día de hoy.

La polifonía, de nuevo, viene a elevarnos el espíritu a lo más alto.

Es muy posible que estudiase con los mismos maestros de la catedral de Ávila con que lo hizo Victoria.

En 1576 fue despedido del puesto de maestro de capilla de la Catedral de Lérida, y fue tenido en cuenta para el puesto similar en Segovia.

Finalmente ocupó el de Ávila, pasando antes por Sevilla donde fue asistente de Guerrero.

No quiso permanecer mucho tiempo en la capital hispalense y se marchó a Ávila.

Allí estuvo hasta que pasó a Segovia.

Era uno de los compositores más importantes de su época, siendo capaz de componer obras de una gran complejidad e invención.

Hoy te traigo su motete titulado Cantate Domino, a 4 voces, a dos coros.

Como puedes comprobar, su carácter policoral lo acerca a la escuela veneciana y a las obras similares de Victoria.

La música es ampulosa, con esa sonoridad grandiosa tan optimista propia de la música policoral.

En una pieza breve, puedes ver cómo Vivanco sabe manejar los medios y cómo construye una sólida polifonía llena de dinamismo y luminosidad.

La interpretación que te ofrezco es la de Orchestra of the Renaissance dirigida por Richard Cheetham.

Escrito por Pepe Gallardo (Aeterna Christi Munera)

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Su vida

Sebastián de Vivanco nació en Αvila, al igual que Tomás Luis de Victoria.

Sin embargo, se desconoce la fecha exacta de su nacimiento.

Se supone que nació unos dos o tres años después que Victoria y que ambos se conocieron de niños y cantaron juntos en la capilla de la Catedral de Ávila.

Los maestros de capilla de la catedral, durante el tiempo en el que Vivanco cantó en el coro, fueron Gerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera (1559) y Juan Navarro (1563).

Este último compositor sería el que ejerció sobre Vivanco una mayor influencia.

Hacia 1566, con el cambio de voz, Vivanco encaminó sus estudios hacia el sacerdocio, como también hizo Victoria.

En 1576 aproximadamente, con unos 25 años y siendo todavía subdiácono, fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Lérida.

Poco después, el 4 de julio de 1576 fue cesado bruscamente de este puesto y fue despedido por el cabildo catedralicio.

A su vuelta a Castilla, en febrero de 1577, fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Segovia, puesto más prestigioso y mejor pagado que el anterior.

Allí se trasladó junto con su madre, en marzo, y permaneció en la catedral los 10 años siguientes. Durante esta etapa se convirtió en diácono y después, en 1581, fue ordenado sacerdote.

En 1588, regresó a su ciudad natal, Ávila, para hacerse cargo de la capilla de la catedral. Allí permaneció hasta el año 1602, cuando tomó posesión del puesto de maestro de capilla en la Catedral de Salamanca.

Este fue su último desplazamiento y el más importante en cuanto a su contribución musical.

Sus tres publicaciones se imprimieron durante su estancia en ésta ciudad.

El 19 de febrero de 1603 obtuvo por oposición pública una plaza de profesor de música en la Universidad de Salamanca y el 4 de marzo del mismo año recibió el grado de maestro de artes honoris causa.

Vivanco ocuparía tanto el puesto en la catedral como el universitario hasta su muerte, el 26 de octubre de 1622.

OBRA

Sebastián de Vivanco parece haber sido uno de los compositores de música religiosa que con más diligencia procedieron a la publicación de sus obras en ediciones impresas dentro de la España del Renacimiento.

Así, llegó a publicar, entre otras muchas obras, hasta dieciocho magnificats, una de las formas más populares dentro del vasto repertorio de la música polifónica religiosa.

La mitad de los magnificats elaborados por Vivanco seguirían el texto del «Anima mea» mientras que los pertenecientes a la otra mitad, caracterizados por estar compuestos a un menor nivel de dificultad técnica, seguirían el texto que comienza con las palabras «Et exultavit».

Este músico fue, además, el primero de los compositores peninsulares que inauguraron la costumbre de componer dos glorias alternativos para cada uno de los magnificats «Anima mea», de tal manera que pudiera ser interpretado cualquiera de ellos según las preferencias o las posibilidades de cada momento, ya que uno de ellos se distinguiría por presentar unos requisitos y un nivel de dificultad para su interpretación mucho mayores que el otro.

Los intrincados efectos contrapuntísticos que Vivanco experimentó en muchas de sus obras llegaron a dar lugar a que algunos estudiosos de su repertorio en épocas posteriores interpretaran como errores lo que no eran sino novedosos retos a la técnica propuestos por el polifonista abulense.

Pero los magnificats compuestos por Vivanco no solamente plantean dificultades a la hora de descifrar su intrincado contrapunto, sino que también presentan grandes exigencias para los cantores encargados de interpretarlos, lo que proporciona una idea del grado de maestría que debieron de alcanzar los cantores que prestaban sus servicios en capillas como la de Ávila o Salamanca, y que eran, en definitiva, los encargados de interpretar estas obras.

1 Comentario sobre “El gran polifonista olvidado”

  1. António Soares Marques dice:

    À MusicaAntigua.com, com toda a equipa inserida e com o mesmo sentido de humildade e afecto, desejava somente aqui deixar-vos o meu singelo e reconhecido agradecimento, a tudo por Vocês aqui postado, sendo de uma explanação histórica e cultural de um elevado nível sábio e interpretativo e associado a uma simbiose musical com a arte da escrita verdadeiramente fantástica, em que todos Vocês, por mim se encontram de regalados e reconhecidos «Parabéns», pelo Vosso altíssimo e generoso e porque não dizê-lo «Amoroso» trabalho por aqui bem patenteado. Obrigado a todos Vocês um abraço.

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